Verdaderamente escasas, quizás como resultado de la existencia del talayot como principal elemento defensivo desde tiempo inmemorial, su estructura, levantamiento y función han sido igualmente muy poco estudiados.
De pequeñas piedras o paramentos ciclópeos, en algunos casos, su construcción comportó el arrasamiento de zonas de hábitat anteriores, mientras que en otros nunca fueron completadas, pues otras edificaciones (casas, talayots…) fueron aprovechadas para ejercer su función defensiva o de cierre y sólo se procedió a construir muros entre las mismas.
Siempre, sin embargo, y como es lógico, se abrieron puertas para dejar paso, y siempre, también, fueron bastante simples: una gran losa a manera de dintel aguantada por dos jambas igualmente monolíticas, sin indicios de ningún sistema para cerrar la abertura.
Casamatas en el corazón mismo del muro y cubiertas por aproximación de hiladas, posibles garitas (o pequeños edificios) para el control previo al paso y torres de sección cuadrada y aire helenístico o romano completaron la estructura de los pocos muros, digamos, "defensivos" (aunque quizás sólo controlaban el acceso al núcleo urbano de personas o mercancías) que conocemos bien.
Su aparición gira alrededor del Talayótico II (1000-800 a.C.) o incluso el Ib (1150-1000 a.C.), mientras que el levantamiento de las primeras torres sería de entre los siglos V i IV a.C., aunque otras son probablemente de época romana.